Cuatro Poemas

De Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Santa Rosa, Argentina, 1929 – 2010), María Negroni habrá dicho (no sin una pizca de hiperbólico cariño) que su gramática enloquece toda norma recibida: “No exagero —afirma Negroni (y a la vez, diciendo que no exagera, exagera)— si afirmo que en Bustriazo […], en su caso, la gramática enloquece del todo. Ninguna normativa queda en pie” (La Nación, suplemento de cultura, Buenos Aires, 6 de abril de 2012, p. 14). Sea como fuere en materia de normas y desvíos, estamos ante una escritura llanamente templada en el borde: Santa Rosa, su comarca natal, en la provincia de “La Pampa” (antes “Evita”), operara históricamente como frontera entre la Argentina de Borges y la de Calfucura, esto es, entre la de Sarmiento y la de ranqueles, mapuches, tehuelches y, un poco más al sur, el País de las Manzanas. Mescolanza insólita de vanguardia descentrada y penúltimo neolítico, los poemas de Bustriazo Ortiz airean hoy por hoy no poco la lengua migrante castellana. De su prolífera obra, destacamos: Elegías de la piedra que canta (1969), Las yescas (1971/72), Canción rupestre (1972), Las pinturas (1972), Los decimientos (1972/73), Unca Bermeja (1973), Caja amarilla (1973/74) y el Libro del Guenpín (1977). Puede consultarse también la antología Herejía bermeja (2008), editada por C. Aliaga, A. Cursaro y S. De Matteo, Ed. En danza, Buenos Aires, 2008. 


— Carmen Abaroa


BALADA ARCAICA

ya te vas vegetal tornasolada no me prendas la flor del exterminio fulgimiento del agua de los ojos no me prendas la flor del exterminio hinchamiento del cielo qué potencias no me prendas la flor del exterminio qué hinchadura del mundo taza turbia no me prendas la flor del exterminio con el hijo salido de tu entraña no me prendas la flor del exterminio con el ala punteada de tu ángel no me prendas la flor del exterminio con arcillas que vuelan soberanas no me prendas la flor del exterminio en olor de adiós que me espeluza no me prendas la flor del exterminio con tu boca antañera tras tu boca no me prendas la flor del exterminio en amor de tu sombra sonadora no me prendas la flor del exterminio!


[de Canción rupestre (1972)]


*

CANCION RUPESTRE 

llovía Dios en la noche resplandosa granazón de los tiempos llovían salmor y la piedra al galope de la una eras vos y era yo dos cerros blancos espinazo del cielo enentreabrido eras barro alumbrante llovían sapos oh amasijo de labios y de fiebres la caverna cantada por los pájaros el altar de la vida llovían ojos llovía luz y temblor llovían pantanos llovía azul corazones ruiseñores llovían almas y cuerpos dibujados llovía un ser como tigre llovían cuernos llovían músicas grandes hachas cántaros llovían manos de piedras con hollines manos rojas y amor color sagrado nos tornamos en piedra en lo llovido en abrazo de piedra nos tallamos en rayón de la piedra que sabía nos hallaron divinos imantados!


[de Canción rupestre (1972)]

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J. C. Bustriazo Ortiz en Santa Rosa de La Pampa, Argentina.

 

*

CUADRAGÉSIMA SEXTA PALABRA

renacido pasaba con su gaita era él era él la noche ondeaba

ondulaba el gentío y él pasaba con su rostro rosillo lampagueaba

su pupila terrible celta en llamas su laringe animal ay insuflada

por la vida y la muerte que sonaban como el viento de dios con la garganta

el cogote animal que regresaba dylan thomas bermejo con su gaita

dylan rojo gemido dylan lágrima dylan odre el alcol balido panza

loca lengua caliente bofe entraña de los clanes remotos se asomaba

me rozó su quemor porque él se lanzaba del hervor de vivir soplo soplaba

poderoso viviente de su gaita yo temblé de un temblado yo temblaba

de profundo temblor dylan rojeaba salvajoso de amor se calcinaba!


[de El libro del Ghenpín (1977)]

*

[I]

                                                           a ninguna


cáeme la luna de las derrotas

rómpese el aire las muchachas

que tengo en las pérfidas sienes

en la derecha costa mirla

bájase otoño de las nieblas

bájate niebla hasta mis muslos

regalaréte lengua ansiosa

hasta agoniarte y fallecérteme

hasta que mi amor póngate en yesca

rómpete taza sin ponzoña

estaráste en qué galladura

en qué preñez en que siga ardiendo

hasta quinientos o tres mil años

ay mi casa de tornasoles

mi algarroba de treinta sombras

entreilusionado no veréme

y en tus trémolas no seré padre

ay mi junca desriñonada

mi descadera chilca augusta

ni mi parida muy serásme !


[de Unca bermeja (1973)]

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Elegías de la piedra que canta, ed. El suri porfiado, Buenos Aires, 2007 (inicialmente publicado en La Pampa, 1969).

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